En el transcurso de nuestras largas jornadas laborales, recibimos cantidad de información, de todo tipo, y desde cualquier ámbito. Por regla general, la procedencia de la misma viene de mano de nuestro jefe de obra o jefe de producción, en forma de planos, llamadas telefónicas u órdenes directas. También recibimos información de las subcontratas, las cuales son la mayoría de veces preguntas y dudas a resolver.
Hace años tuve la oportunidad y la suerte, de participar en varios concursos de la televisión, como el «Tiempo es Oro» o el «Trivial» ,y hago mención a este hecho, porque muchas veces trabajando me siento como antaño, como un concursante de la tele, intentando resolver infinidad de preguntas, que se supone que debo ser conocedor de sus respuestas. Pero, nada más lejos de la realidad, soy humano y por desgracia no tengo la suerte de saberlo todo.
Algunas tienen respuestas, otras no, pero todas caen al mismo pozo, al nuestro, al del encargado de obra. Tengo muy claro que este, es nuestro trabajo, pero también es cierto, que en la mayoría de las veces nos vemos abrumados.
Para conseguir que entiendas lo que quiero explicarte, te pondré un ejemplo claro. Imaginate que son las 7.30 A.M, de una soleada y bonita mañana, y acabas de aterrizar en la obra. A las 7,50 A.M ya tienes a unas 15 personas delante de la puerta de tu oficina esperandote para asignarles sus tajos. A las 8,00 AM, te suena el teléfono, es Antonio el electricista, que necesita que le proporciones información de una vivienda, para empezar a trabajar. Al mismo tiempo en tu móvil , la pantalla se vuelve a iluminar, y en ella aparece, el nombre de Juan el fontanero, en llamada en espera.
Nada más colgar al primero, llamas al segundo para saber qué es lo que quiere. Mientras estás hablando, se planta frente a ti el chofer de la ferretería, armado de albarán y bolígrafo en mano, y a lo lejos ves un camión de material que quiere descargar su mercancía y espera tus órdenes. Y entre toda esa maraña de información y presión, aparece tu jefe , intentando explicarte algún cambio en los premarcos de las ventanas, de la planta sexta, o dándote pautas para llevar a cabo la colocación de los muebles de cocina.
Son las 8,15 AM y todavía no me han dejado moverme de la puerta de mi caseta, y a lo lejos ya oigo voces y aspavientos de brazos. Solucionadas, todos estas circunstancias, doy mis primeros pasos para encaminarme al centro de la obra, pero vuelve a sonar el móvil, es el herrero que necesita una plataforma elevadora, para empezar a trabajar. Son las 8,30 AM de la mañana, y me detengo por un instante, y mis pensamientos me hablan diciéndome, » Si has empezado así el día, espera lo siguiente».
¿Crees que la información que mi jefe me acaba de transmitir, la puedo retener en mi memoria, con el estrés, con el que he comenzado el dia?. Yo creo que no, es totalmente imposible, pero ten por seguro, que en un par de semanas, si no has hecho algo que te dijo o se ha ejecutado mal, te dira: » Te acuerdas que te dije…».